Claudia da media vuelta. Debería haberle preguntado si él sabe dónde está Graciela, que vuelve a no coger el teléfono. Lo busca por el resto del edificio y lo encuentra caminando hacia las puertas de salida, atento, mirando a los lados.
- ¿Estás buscando a Graciela? – le pregunta.
- ¿Y tú qué crees? - no puede evitar mostrarse cabreado. Le repatea buscar para no encontrar.
- No ha venido, no pierdas el tiempo.
- ¿Le ha pasado algo? – suena de lo más preocupado.
- No lo creo, o no quiero creerlo. Estos días ha faltado mucho y parecía que al principio no quería coger el teléfono... pero ahora es distinto, no quiero ser pesada, pero debería contestar a mis llamadas; además, hoy tenemos un examen importante, no es propio de ella faltar, ni siquiera ahora.
- Espera, espera… ¿qué está pasando?
- Es Bruno, su ex novio, ha venido a verla.
Luego se encuentra golpeando el volante una, dos, tres veces. Apoya los codos y se pasa las manos por el pelo. Se siente ridículo, aunque no sabe por qué. Arranca y pone la música bastante alta. De repente ya no tiene ganas de disculparse, ni de buscarla, encontrarla y sonreírle.
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