Sonreíste, bajaste los ojos y
luego llovió en mí todo ese amor que te sale del fondo de ellos. Me preguntaste
que por qué, que por qué te miraba así, que por qué se me empañaban los ojos de
lágrimas cuando me abrazabas en la oscuridad y que qué era eso de ser la cosa
más bonita del mundo. Y yo no sabía qué decir, ¿sabes? ¿Cómo iba a explicarte
yo el color de tu risa o eso que llevas siempre bajo el brazo o camuflado en el
olor de tu ropa? Eso que me hace sonreír aún cuando estoy sin ti, eso que traes
siempre sin darte cuenta. ¿Cómo iba a explicarte eso de que el mundo se movía a
otro ritmo cuando te tumbabas a mi lado, cuando te veía dormir? ¿Cómo iba a explicarte a ti lo dulce de tus
ojos, lo indispensable de tus manos? ¿Cómo
iba a explicarte ese sentimiento que nacía en mí cada vez que me susurrabas
algo bonito al oído o que me acercabas a ti en el sofá? ¿Cómo hablarte de tu
voz, que había hecho tantas veces de salvavidas, que había moldeado todos esos
sueños, las promesas que nos hicimos? ¿Cómo hablarte también de ellos y de
todos los pensamientos que te dedicaba? Porque no dejaba -y no dejo- de pensarte,
créeme, vivía y me movía por ti. Y, al final, simplemente te dije que tú eras
todo lo bonito que había en el mundo, que qué importaba el resto si te tenía a
ti. Y me sonreíste aún más y me abrazaste de tal manera que sentí todos los
veranos, todas las primaveras de todos los tiempos aflorar en mí, en nosotros.
1 comentario:
Es precioso... te dejo una enhorabuena, un gran saludo y una de mis lágrimas <3
Publicar un comentario